Se queda fuera de un vuelo de Ryanair, en Santiago, por «overbooking» en el trayecto: «Nos dijeron que habíamos perdido el dinero»

C. N. SANTIAGO / LA VOZ

VIVIR SANTIAGO

Imagen del mostrador de Ryanair en el aeropuerto de Santiago.
Imagen del mostrador de Ryanair en el aeropuerto de Santiago. Sandra Alonso

Alba Lorenzo llegó al aeropuerto Rosalía de Castro acompañando a su hermano, que se desplazaba para jugar un partido con la selección española de balonmano. En el mostrador se llevaron la sorpresa: «Nos dijeron que no se podía, que había overbooking. Tuvimos que comprar un billete para el siguiente vuelo»

10 may 2024 . Actualizado a las 18:15 h.

El vuelo de Ryanair que tenía que coger Manuel Lorenzo salía del aeropuerto de Santiago a las ocho menos cinco de la mañana de este lunes. Llegó dos horas antes y acompañado de su hermana, Alba Lorenzo, dispuesto a hacer el check in que no había podido completar a través de la web el día anterior. «Nos salía la notificación de que se habían acabado las plazas online, pero que no había problema en hacerlo allí mismo una hora y media antes de que despegara el vuelo», cuenta esta. Por eso, no esperaban lo que les ocurrió en el mostrador de facturación: «Había overbooking en el avión —más asientos vendidos de los que tienen— y aunque nosotros hubiéramos pagado por los billetes no podíamos volar. Nos dijeron que nada, que el trayecto estaba completo».

«Yo les pregunté qué pasaba, si nos cambiaban para el siguiente que saliera o cuál era la situación, pero nos dijeron que no, que figuraba como si nosotros hubiéramos perdido el vuelo aunque a este aún le quedaran dos horas para salir», continúa. La compañía no se hizo cargo de una posible reubicación ni tampoco de la devolución del importe de los billetes. «Nos dijeron que el dinero lo habíamos perdido y que el siguiente vuelo, si queríamos cogerlo, lo teníamos que pagar por nuestra cuenta», continúa la joven. Tuvieron suerte —entre comillas— y pudieron reservar asientos para la próxima frecuencia que despegaba desde el Rosalía de Castro hasta el aeropuerto de Sevilla, que era ese mismo día a las tres de la tarde. Pagaron 150 euros a mayores de los 67 que ya habían gastado en el anterior.

La única explicación que les dieron fue que el vuelo estaba completo. «Le explicamos que estaba convocado por la selección española para competir en un torneo en Portugal y que todos los chavales, que van de todas partes de España, llegaban a Sevilla con una hora de diferencia para ir juntos en autobús. Ya no solo es el pagar otro billete, sino organizar el transporte allí para que él viajase solo hasta donde se habían concentrado. Una pesadilla logística», explica Lorenzo, que continúa remarcando: «Cuando nos dijeron lo del overbooking pensé que era un inconveniente porque daba por hecho que lo que iban a hacer era reubicarlo en el siguiente vuelo. El problema es que no le dieron ninguna solución».

La siguiente sorpresa se la llevó cuando se dirigió al mostrador de Ryanair para pedir la hoja de reclamaciones. «Las tenían a la vista del público, pero no me la quisieron facilitar. Me dieron un folio con unos links en los que no se distinguían las letras. Me dijeron que el procedimiento para reclamar era online, pero yo intentaba entrar en los enlaces y no funcionaban», explica Alba, que piensa que las dificultades técnicas son «un intento de disuadir al consumidor de reclamar». Abogada de profesión, se aseguró de mandar un correo electrónico con una reclamación extrajudicial, aunque es consciente de que el procedimiento va a terminar con una queja en Consumo y una demanda en el Juzgado. Antes de que Manuel se subiera en el vuelo de la tarde, coincidieron con otra persona en el mostrador de facturación con el mismo problema que habían tenido ellos por la mañana. «A ella le dijeron una cosa diferente, que podía pagar para hacer el check in allí pero que no le garantizaban un sitio en el avión», recuerda. 

Tal y como cuenta La Voz en su edición de hoy, el aeropuerto Rosalía de Castro está viviendo un inicio de semana que, por volumen de pasajeros, bien podría ser uno de finales de julio o de principios de agosto. El lunes dio servicio a más de 90 vuelos comerciales entre las 5.45 de la mañana, cuando despegó el enlace de Ryanair a Málaga, y las 23.25 de la noche, cuando tenía prevista su salida la conexión de la aerolínea irlandesa con Alicante. Este volumen de actividad, que superó el de cualquier día de Semana Santa, coincidió con la primera jornada de cierre del aeropuerto de Vigo por las obras de mejora en su pista de aterrizaje, una circunstancia que ha llevado a varias aerolíneas a trasladar su operativa de Peinador a Lavacolla o bien a reforzar sus servicios desde esta terminal para atender el consiguiente aumento de la demanda. Aena calcula que alrededor del 60 % de la parrilla habitual de vuelos de Vigo se ha trasladado al Rosalía de Castro.