El Dépor que ascendió a Segunda en una antepenúltima jornada en Riazor

DEPORTES

De izquierda a derecha, Andrés Pardo, José Manuel Traba, Ramón Piña y Carlos Ballesta, exjugadores del Dépor que ascendieron en los años 80
De izquierda a derecha, Andrés Pardo, José Manuel Traba, Ramón Piña y Carlos Ballesta, exjugadores del Dépor que ascendieron en los años 80 CESAR QUIAN

El 10 de mayo de 1981, los blanquiazules vencieron 5-1 al Pontevedra

09 may 2024 . Actualizado a las 10:29 h.

Riazor ya lo ha visto todo. Ha sido testigo de las tardes más dolorosas, frente al Albacete (2022), Valencia (2011 y 1994), Real Sociedad (2013) o Rayo (1983) y ha quedado en el recuerdo como punto de partida a largas noches de celebración, como contra el Jaén (2014), Huesca (2012), Espanyol (2000), Murcia (1991) o Pontevedra (1981). A esta última efeméride deben retraerse los deportivistas para encontrar el precedente con más similitudes a la jornada de este domingo (19.00 horas, TVG). Aquel equipo también combatía por salir del fango de la recién creada Segunda División B, a la que cayera un año antes empujado por una deuda de más de 80 millones de pesetas. Contra los vecinos del sur se jugaban, en casa, la posibilidad de volver a Segunda a las primeras de cambio. También en aquella ocasión la oportunidad brotó en la antepenúltima jornada del campeonato liguero.

«Nós penso que chegabamos nunha situación máis cómoda que a de agora, porque nos sabiamos superiores e porque en Riazor éramos moi solventes», explica José Manuel Traba, el delantero que fue protagonista aquel 10 de mayo de 1981 con dos goles que ayudaron al 5-1 definitivo que desencadenó el retorno a la categoría de plata del fútbol español, junto al Celta, y en el que también marcaron Castro, Muñoz y García. El atacante recuerda como había sido la semana previa a aquel duelo: «Sempre hai temor, pero aínda había máis confianza polas sensacións que tiñamos». «Aquello no se veía como un partido tan definitivo. Quedaban dos jornadas más, como ahora, pero solo llevábamos un año en la Segunda B y eso hacía que la afición lo asimilase de otra forma», explica un Carlos Ballesta al que lastró una lesión en el pubis durante aquel exitoso curso.

«Es que las dos veces que el equipo descendió a la tercera categoría mientras yo estaba, nos coincidió de subir a la primera. Y eso, quieras que no, da un alivio importante», comenta Andrés Pardo, comparando la situación que ellos vivieron con la actual, «es que estos últimos fueron años muy duros, mi mujer y yo somos socios y no podíamos ni ir al estadio de la tristeza», añade. De la presión también habla Ramón Piña: «yo aquella vez contra el Pontevedra no la tuve porque veníamos bien, pero sí me acuerdo que la hubo contra el Rayo Vallecano dos años después. Al final, en una antepenúltima jornada, tienes que concienciarte que no es una final, que habrá otra oportunidad».

La afición, impulso vital

Aunque los cuatro coinciden en que poco tenía que ver la fiebre deportivista con la actual, todos afirman que la ilusión de la gente siempre ha jugado mucho más a favor que en contra. «Claro que non hai que facer festa antes de tempo, pero a ilusión e a alegría axudan sempre», dice Traba. «La nuestra es incomparable con la situación actual, porque no había generado tanto ese sentimiento deportivista», indica Ballesta. «Claro, es que lo de ahora nunca antes había pasado, ni con el Súper Dépor», le da la razón Pardo. «Además, aquella temporada Riazor estaba en obras por el Mundial, aunque aún así teníamos unos 12.000 cada fin de semana y fueron importantes para que en Riazor no se nos escaparan puntos», señala Piña.

Los cuatro presenciarán el duelo contra el Barcelona Atlétic en el estadio mientras, seguro, le vienen recuerdos de aquel 10 de mayo de 1981 que acabó con final feliz. Son, sin duda, un espejo en el que mirarse.

CESAR QUIAN

«La gente de casa es la que nunca te falla» 

Han pasado cuarenta y tres años, pero este Dépor ha recuperado de aquel una de sus fórmulas más importantes para el éxito: la apuesta por la gente de casa. «Es la que nunca te falla, nosotros en todas las alineaciones teníamos siete jugadores de la terriña como mínimo», rememora Andrés Pardo, que apela al tópico: «puedes cambiar de trabajo o de mujer, pero nunca de equipo de fútbol, y eso te hace dar un poco más que el resto por la camiseta de los tuyos».

«Paroume estos días un socio pola rúa e recordoume o once que tiñamos daquela de carrerilla. Iso é o que ten tamén este Dépor dende hai uns meses, todo o mundo sabe os once titulares, aínda que poida haber algún cambio puntual», explica Traba. «El equipo ahora está siendo un rodillo y se ve que la gente está muy involucrada», dice Piña, mientras que Ballesta compara la ilusión actual con la palpable en 1981: «El verano anterior se había marchado gente como Buyo o Ríchard, pero los que quedamos lo hicimos con mucha ilusión y la responsabilidad de devolver el equipo a Segunda».

Optimistas para el domingo

Los cuatro admiten que su confianza de cara a lograr el objetivo era mucho mayor en 1981, pero también creen que este Dépor va a ser equipo de Segunda la próxima semana. «O equipo, por fin, é contundente», dice Traba. «Tienen presión por experiencias pasadas, pero están haciéndolo muy bien», indica Piña. «Claro que hay ese miedo, pero lo más importante es la motivación y la confianza, y no hay nada mejor que venir de una buena racha para eso. Confío en que, de esta, va», augura Pardo.